Poner los cuernos
En las primeras escenas de la película Corazón valiente, ambientaba en Escocia en la época medieval, vemos a una pareja que se casa clandestinamente, y la razón de su ocultamiento es que el varón no desea compartir a su esposa con el gobernante, pues este tenía el derecho de pasar la primera noche con la joven. Este privilegio se llamaba el derecho de pernada y, cuando se consumaba, en la puerta del lecho se colocaba como señal un cuerno de alce.
Al respecto, en el boletín electrónico Libros en Red, encontramos la siguiente explicación: “en los países nórdicos de la antigüedad, los gobernadores de las comarcas podían, por su condición de tal, seleccionar a las mujeres con las que deseaban intimar. Cuando esto ocurría, la puerta de la casa donde se encontraba el gobernador con la mujer elegida, era adornada con los cuernos del alce, en señal de su presencia. Si la mujer estaba casada, su marido mostraba felizmente a sus vecinos el adorno, orgulloso por la visita del gobernador a su humilde morada. Y así surgió la popular expresión: ‘Te pusieron los cuernos’ o ‘Eres un cornudo’. Solo que hoy en día genera de todo, menos deseo de jactarse”.
Estar en la luna de Paita
Cuando alguien es sorprendido en actitud absorta o distraída, es posible que le reprochen “el estar en la luna de Paita”. Aurelio Miró Quesada (2005, p. 76) en su crónica de viaje, publicada en 1947, cuando visitó Piura, escribió:
“En la actualidad, Paita es un puerto sencillo, tranquilo, lento. Sus construcciones son modestas, y solo la enaltecen los datos de la historia, y el rumor de su mar siempre apacible y siempre suave. Por eso me agrada verla así, cuando las sombras de la noche encubren sus defectos y solo resaltan sus virtudes. Unido a Paita por un lazo de especial simpatía, es bajo la brisa de la noche como me complace recorrerla. Noches serenas y purísimas, que a veces anima el brillo de la luna, cuya contemplación arroba y envuelve de tal modo que se ha hecho ya clásica la frase de ‘quedarse a la Luna de Paita’”.
Lágrimas de cocodrilo
Miguel Carneiro (1997, p. 48) explica que con esta frase se alude a quien llora de modo engañoso. Y anota sobre el origen: “En griego króke es guijarro y drilo es gusano, por eso Herodoto cuenta que los griegos llamaban krokódilos a los lagartos del Nilo porque con su piel rugosa parecían unos gusanotes cubiertos de guijarros. Al latín pasó como cocodrillus, y al castellano como 'cocodrilo'. En 1536, el explorador y cuentista inglés Sir John Maundeville publicó su obra Les Voyages de Johan de Maundeville-Chevaler, en donde relata que navegando por el Nilo, al caer al agua uno de sus guías, fue devorado por un cocodrilo tan cruel que lloraba mientras se lo comía. Su obra fue divulgada por toda Europa y se creó la locución llorar lágrimas de cocodrilo para decir de alguien que lloraba sin pena. Lo que pasa es que los cocodrilos, como muchos reptiles, segregan un líquido para lubricar sus ojos, que les gotea por fuera a manera de lágrimas”.
Hacer su agosto
Fernando Varela, en su Diccionario Fraseológico del Español Moderno, anota que 'hacer su agosto' es 'hacer un gran negocio'. El origen de esta frase nos lo explica Alberto Buitrago en su Diccionario de Dichos y Frases Hechas:
"Se emplea esta expresión para indicar que se ha hecho mucho dinero y de forma muy fácil en algún negocio. […] Procede esta expresión de las ferias de ganado que durante la Edad Media se hacían en toda la Península, fundamentalmente en Castilla. Se celebraran en época veraniega y la mayor concentración de mercados tenía lugar en el mes de agosto, sobre todo el día 15. Los feriantes salían con sus productos o con su ganado y hacían el agosto, es decir, iban de pueblo en pueblo comprando y vendiendo mercancía. Terminando el mes, regresaban a casa. Actualmente, y continuando la tradición, se siguen celebrando ferias y corridas de toros en media España. La expresión se refiere también a la recolección y a la vendimia, a la época en la que el campesino ve su trabajo transformado en dinero porque recoge y vende lo que su tierra le da. Las dos interpretaciones están fuertemente emparentadas".
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Boletín Libros en Red (2006). Recuperado de http://librosenred.com
Carneiro Figueroa, M. (1997). Manual de redacción superior. Lima: San Marcos.
Miró Quesada Sosa, A. (2005). Costa, sierra y montaña. Lima: Editora El Comercio. Col. Peruanos Imprescindibles 14.
Varela, F. (1994). Diccionario Fraseológico del Español Moderno. Madrid: Gredos.
Fernando Varela, en su Diccionario Fraseológico del Español Moderno, anota que 'hacer su agosto' es 'hacer un gran negocio'. El origen de esta frase nos lo explica Alberto Buitrago en su Diccionario de Dichos y Frases Hechas:
"Se emplea esta expresión para indicar que se ha hecho mucho dinero y de forma muy fácil en algún negocio. […] Procede esta expresión de las ferias de ganado que durante la Edad Media se hacían en toda la Península, fundamentalmente en Castilla. Se celebraran en época veraniega y la mayor concentración de mercados tenía lugar en el mes de agosto, sobre todo el día 15. Los feriantes salían con sus productos o con su ganado y hacían el agosto, es decir, iban de pueblo en pueblo comprando y vendiendo mercancía. Terminando el mes, regresaban a casa. Actualmente, y continuando la tradición, se siguen celebrando ferias y corridas de toros en media España. La expresión se refiere también a la recolección y a la vendimia, a la época en la que el campesino ve su trabajo transformado en dinero porque recoge y vende lo que su tierra le da. Las dos interpretaciones están fuertemente emparentadas".
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Boletín Libros en Red (2006). Recuperado de http://librosenred.com
Carneiro Figueroa, M. (1997). Manual de redacción superior. Lima: San Marcos.
Miró Quesada Sosa, A. (2005). Costa, sierra y montaña. Lima: Editora El Comercio. Col. Peruanos Imprescindibles 14.
Varela, F. (1994). Diccionario Fraseológico del Español Moderno. Madrid: Gredos.
1 comentario:
Interesante tu blog.
Te apasiona la lingüística.
Actualmente no hay mucho interés, justamente por el afán de simplificar todo, destrozamos nuestra lengua.
¡Vale¡
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